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Lo que realmente piensan los jefes sobre el futuro de las oficinas

The New York Times Company20-01-2022

Tiempo de lectura: 14 minutos

Por David Gelles

¿Cómo serán los jefes del futuro?

Los directores ejecutivos esperan con ansias el regreso de los empleados… y temen que haya fricciones con quienes se han acostumbrado a trabajar desde casa.

Ahora la gente piensa en la oficina desde otra perspectiva, incluso los directores ejecutivos, que durante mucho tiempo estuvieron bien atentos viendo que los trabajadores estuvieran en sus escritorios.

Los jefes que alguna vez gustaban de las interacciones en persona han perdido el afecto por los elevadores abarrotados y las salas de conferencia atestadas. Los ejecutivos que obtuvieron ascensos por trabajar jornadas de 15 horas sentados en sillas Aeron bajo luces fluorescentes, ahora aceptan que la jornada laboral a veces puede terminar a las tres de la tarde o a las once de la noche, dependiendo de lo que prefiera cada empleado. Además, los directores ejecutivos ansiosos por atraer a empleados jóvenes se están adaptando a las normas cambiantes, y se están dando cuenta de lo agradable que habría sido tener más flexibilidad al inicio de sus carreras, cuando tenían hijos pequeños.

Aun así, tras dedicar sus trayectorias profesionales a escalar la jerarquía corporativa, muchos directores ejecutivos no pueden evitar sentir nostalgia por las oficinas.  

“Sí extraño las reuniones en las que podías ponerte de pie y dibujar lo que estabas pensando en una pizarra blanca para que los demás lo vieran”, relató Sundar Pichai, director ejecutivo de Google y su empresa matriz, Alphabet.

En todo el país, los empleadores están batallando para saber cómo, cuándo o si acaso van a traer a los empleados de vuelta a la oficina. En las conversaciones con líderes empresariales de una amplia variedad de industrias —las personas encargadas de tomar la decisión final— el consenso fue que no hay ningún consenso.

Los directores ejecutivos enfrentan dificultades para equilibrar las expectativas, que cambian a una velocidad vertiginosa, con su propio impulso de tener la última palabra sobre las operaciones de sus empresas. Quieren mostrarse receptivos a los empleados que están gozando de su nueva autonomía, pero son reacios a ceder demasiado control. Y cambian sus políticas de manera constante para adaptarse a las demandas de los trabajadores, por lo que están revalorando aspectos de sus negocios que quizá no habrían modificado en otras circunstancias.

“Las preferencias están cambiando durante esta pandemia”, dijo Tim Ryan, presidente en Estados Unidos de PwC, la firma de contabilidad y consultoría, que anunció que dejaría que sus empleados estadounidenses trabajaran a distancia para siempre. “Sabíamos que había un segmento de nuestra gente que quería no solo tener horarios flexibles, lo cual ya habíamos implementado, sino también la oportunidad de trabajar de manera completamente virtual”.  

Los métodos —y las prioridades— discrepantes se pueden observar a menos de dos kilómetros de distancia entre sí, en Chicago.

En los últimos meses de este verano, Upwork, una empresa de tecnología que conecta a trabajadores independientes con empleos, recibió a sus trabajadores de vuelta en sus oficinas del centro de la ciudad tras más de un año de inactividad provocada por la pandemia. Semanas después, debido a las preocupaciones crecientes en torno a la variante delta del coronavirus, la directora ejecutiva de Upwork, Hayden Brown, decidió cerrar la oficina una vez más.

“No nos mortificamos de más al respecto”, relató Brown. “De cierta forma, era la decisión más prudente”.  

A unas cuantas manzanas de la oficina de Upwork, la sede de Harrison Street, una firma de inversión inmobiliaria privada con 40.000 millones de dólares bajo su gestión, ha estado en plena actividad desde hace meses. El año pasado, la empresa les permitió a sus empleados regresar de manera voluntaria y, después del primer lunes de septiembre, convocó a todos sus trabajadores para que volvieran a sus labores cinco días a la semana.

“Nos tomamos muy en serio nuestra responsabilidad y el dinero que manejamos”, afirmó Chris Merrill, cofundador y director ejecutivo de Harrison Street. “Y podremos hacer un mejor trabajo si estamos juntos. No hay duda alguna de eso”.

Muchos factores influyen en esta profunda reorganización de la fuerza laboral y la vida de oficina. Después de un año y medio de conectarse al trabajo desde sus dormitorios o habitaciones independientes, muchos oficinistas se han acostumbrado a esta nueva flexibilidad. Las empresas están reconsiderando la necesidad de tener grandes oficinas —y los costos que implican—, sobre todo cuando los negocios se han mantenido sólidos y los mercados al alza, pese a que pocos empleados están trabajando desde sus escritorios. Además, en meses recientes, el mercado laboral reducido les ha dado a los empleados la ventaja al momento de establecer las condiciones sobre cómo y dónde van a trabajar.  

Para cuando llegó el verano, PwC ya había tomado varias medidas para recibir a sus 40.000 empleados que atenderían en persona a los clientes en Estados Unidos y que habían estado trabajando a distancia durante más de un año. Se redujeron las reuniones un 25 por ciento. Las reuniones en video se prohibieron los viernes y, ese día, muchas personas podían dejar de trabajar al mediodía para empezar antes el fin de semana.   

Luego, a principios de octubre, PwC anunció que el trabajo a distancia era una opción permanente. Los trabajadores tenían dos semanas para decidir qué preferían hacer. Los que decidieran mudarse de ciudad o quedarse en remoto tal vez verían un cambio en sus deberes, pero sin ningún riesgo de despido.

Es un cambio que Ryan aseguró creer que otras empresas estarían adoptando en los próximos meses y años.

“Los directores ejecutivos apenas se están dando cuenta de que, si emplean a miles y miles de personas, necesitan darles múltiples opciones”, mencionó Ryan. “Creo que lo que anunciamos será una práctica común para las empresas con plantillas masivas en cuestión de meses. Solo se trata de seguirle el ritmo a la velocidad con la que se está moviendo el mundo”.  


LO QUE QUIEREN LOS TRABAJADORES

El primer día de Liz Fraser como directora ejecutiva de Kate Spade, la marca de moda propiedad de Tapestry, fue el 2 de marzo de 2020. Menos de dos semanas después, la mayoría del mundo cayó en confinamiento.

Durante meses, Fraser se movilizó para mantener el negocio a flote y, al mismo tiempo, tratar de conectar con sus nuevos colegas. “El momento más difícil fue al cabo de los primeros seis meses”, relató. “Pensé: ‘Vaya, todavía no conozco a nadie’”.

Tras incontables horas en llamadas de Zoom, Fraser relató que finalmente sentía que conocía a sus colaboradores más cercanos. Sin embargo, un viernes reciente, seguía trabajando desde su casa en Brooklyn y celebrando Halloween por Zoom con sus colegas, mientras las oficinas de Kate Spade en el centro de Manhattan seguían en su mayoría vacías.

Hay poca urgencia por regresar a la oficina, y eso se debe en gran medida a que los empleados de Kate Spade parecen preferir trabajar desde casa.

“Nos hemos adaptado a las necesidades de todos”, comentó Fraser. “Es mejor ser flexibles. Desde una perspectiva profesional, pero también personal, ¿qué necesitan para seguir desempeñando sus labores en estas circunstancias tan extrañas?”.

En Upwork, los empleados también están ayudando a elaborar las políticas de la empresa y determinar el futuro de su vida compartida en la oficina.  

“Sí me parece que ahora tienen más poder”, reconoció Brown. “Las empresas jamás habían escuchado a sus empleados como lo hacen ahora, y creo que eso se debe en parte a que la guerra para conseguir nuevos talentos es más intensa que nunca”.

Incluso IBM, que durante gran parte del siglo XX tuvo la reputación de ostentar una cultura formal de oficina en la que se esperaba que los hombres usaran traje y corbata todos los días, ahora es una de las empresas que, en esencia, están dejando que los empleados establezcan los términos de cómo y cuándo trabajan.

Arvind Krishna, el director ejecutivo de IBM, afirmó que ya no le importaba si los oficinistas llegaban a las cinco o a las once de la mañana, o si su jornada laboral terminaba a las tres de la tarde o a las nueve de la noche, siempre y cuando fueran productivos.

“¿Por qué habría de importarme eso, como empleador, cuando el trabajo sigue en marcha y la productividad es alta?”, preguntó. “No debería tratar de ser demasiado autoritario al respecto”.  

La deferencia generalizada hacia los empleados es un cambio radical en el sector empresarial estadounidense. Durante décadas, los empleados trabajaron más horas y días extras, al grado de acumular, en promedio, un mes completo de trabajo adicional al año más que en 1980, según el Centro de Investigaciones Pew. En vista de eso, y el hecho de que los salarios no se han mantenido al ritmo de los incrementos en la productividad, tal vez no es ninguna sorpresa que los empleados estén dispuestos a seguir trabajando desde casa, con lo que recuperan un poco de independencia.  

“Los deseos que expresan los empleados en cuanto a lo que quieren ver en su entorno laboral de ahora en adelante van a ser mucho más importantes que las decisiones que toman al respecto los altos directivos de una organización”, precisó Andi Owen, directora ejecutiva de MillerKnoll, el fabricante de la silla Aeron y otros muebles de oficina, que aún no ha convocado de vuelta a todos sus oficinistas de tiempo completo.

Las opiniones de los empleados de Upwork fueron lo que consolidó la decisión de Brown de volver a cerrar la oficina de Chicago, o de cerrar de manera permanente la antigua sede de la empresa en Silicon Valley a principios de la pandemia.

“En esencia, solo escuchamos a los trabajadores, y todos dijeron que el modelo a distancia estaba funcionando bastante bien”, relató. Este mes, Upwork reabrió su oficina de Chicago por segunda vez para los trabajadores que quieren regresar.


ESTAR PRESENTE

Para Merrill de Harrison Street, la idealización del trabajo a distancia es una tontería.  

“Estar en la oficina tiene sentido”, afirmó. “Es muy muy importante que los jóvenes estén juntos. Ahí es donde aprenden. Ahí es donde crecen. Ahí es donde se crea la movilidad ascendente”.

Merrill mencionó que de ninguna manera habría logrado adquirir la experiencia necesaria para emprender una firma exitosa si hubiera pasado los primeros años de su carrera trabajando desde casa.

“Mi aprendizaje vino de sentarme en la oficina de mi jefe y escuchar una llamada, o estar de oyente en una reunión, o encontrarme con alguien en el área de comida”, relató. “Es muy importante lograr que los empleados jóvenes estén presentes en la oficina, colaborando y trabajando con dedicación”.    

Pichai declaró que Google, donde algunos trabajadores han regresado de manera voluntaria, pero la mayoría sigue trabajando a distancia, sigue siendo productiva (y rentable), pero que la gente ya se estaba cansando de pasar tanto tiempo con limitadas interacciones en persona con sus colegas.

“Estamos trabajando con tiempo prestado, en cuanto a crear recuerdos con las relaciones y los contactos que tenemos”, señaló Pichai. “Esto está causando estragos”.

Mientras Google se prepara para recibir de vuelta a más empleados en el próximo año, planea hacer una renovación de muchos de sus espacios de oficina. Tendrán mobiliario modular que se puede disponer de distintas maneras con facilidad y robots de privacidad que inflen paredes de globos para crear salas temporales.   

IBM también está contemplando el día en que volverán más de sus trabajadores, para colaborar entre sí. “Hay cierto tipo de trabajo, llamémoslo trabajo creativo, así como la toma de decisiones, que es mucho más fácil y rápido de hacer cuando todos están en el mismo espacio”, explicó Krishna.

En las empresas en las que algunos trabajadores siguen a distancia mientras que otros asisten a la oficina, la división entre los empleados presenciales y los remotos podría tener un impacto en los candidatos a puestos de liderazgo, indicó Krishna.

“Si estás seguro de que el trabajo que harás es de carácter individual, puedes hacerlo a distancia”, sostuvo. “Si el trabajo que quieres hacer es de liderazgo, tienes que pasar algo de tiempo en la oficina”.

Además, Owen de MillerKnoll advierte que los trabajadores que se resisten a regresar a la oficina podrían terminar aislados y en desventaja.

“Una de mis mayores preocupaciones es que vamos a tener huérfanos en remoto”, describió. “Caminar por el pasillo hasta la oficina de alguien y tocar a su puerta, o pasar en auto a las distintas sucursales en lugar de programar una videollamada, es más fácil de hacer en persona”.  

Para Merrill de Harrison Street, Zoom simplemente no puede sustituir la experiencia de trabajar codo a codo con tus colegas y socios.

“Las interacciones personales son la base de todo”, afirmó. “Ser empático, poder ver a alguien a los ojos y darle un apretón de manos, simplemente sentarse en la oficina de alguien y escucharlo, y encontrarse con alguien en el área de comida y compartirle una idea… eso no puede suceder por Zoom”.


SIEMPRE ACTIVOS

Aunque muchos oficinistas siguen trabajando desde casa y gozando de la nueva influencia que tienen sobre sus empleadores, de cierta forma, los estadounidenses están trabajando más que nunca.

En otoño del año pasado, una tercera parte de los trabajadores dijeron que estaban activos más horas de las que laboraban antes de la pandemia, según Pew. Este fue el caso sobre todo para las personas que solían desplazarse al trabajo. Para muchos, las horas que pasaban conduciendo o en el transporte público simplemente se incorporaron a su jornada laboral.

“El trabajo no solo sucede en el lugar de trabajo”, mencionó Pichai. “Ya no se define por el momento en que ocurre”.  

Los padres también han tenido dificultades para trabajar desde casa con sus hijos presentes. El 40 por ciento de las madres que trabajan dijeron que se había vuelto más difícil equilibrar las responsabilidades laborales y familiares. Y los trabajadores más jóvenes, en particular, afirmaron que, aunque las expectativas seguían siendo altas, era sumamente difícil mantenerse concentrados en una tarea mientras trabajaban en casa.  

“No me creo el mito de que la gente solo trabaja la mitad del tiempo y luego solo se acuesta en la cama sin hacer nada”, dijo Owen de MillerKnoll. “Yo creo que la gente está trabajando más”.

Las líneas difusas entre la jornada laboral y el resto de la vida han generado una sensación creciente de desafección en la fuerza laboral, y podrían ayudar a explicar las renuncias masivas que están poniendo de cabeza el mercado laboral. Una cifra récord de 4,3 millones de estadounidenses renunció a su trabajo en agosto.

Sin embargo, ya que es probable que el trabajo a distancia persista durante al menos dos años más para algunos adictos al trabajo, y que los teléfonos inteligentes, el Slack, el correo electrónico y el Zoom permiten que la gente trabaje a cualquier hora, la frontera entre la vida profesional y personal se volverá más borrosa que nunca.   

“En los últimos 18 meses, hemos estado haciendo un experimento social”, dijo Krishna de IBM. “El mundo en el que la torre del reloj suena y todos van a trabajar, luego vuelve a sonar y todos regresan a casa… ya no existe”.


UN FUTURO HÍBRIDO

Ahora que PwC contempla un futuro en el que muchos de sus empleados tal vez trabajen desde casa por tiempo indefinido, Ryan desea crear un ambiente en el que el trabajo a distancia no se considere inferior al presencial en la oficina.

“Hay un sesgo casi inherente de que es negativo”, dijo sobre el impacto para los trabajadores remotos. “¿Qué pasa si lo volvemos positivo?”.  

Falta afinar varios detalles, pero eso no es un problema para Ryan. Está tomando decisiones veloces con la esperanza de anticiparse a lo que considera un cambio tectónico en la manera en que trabaja la gente.

“Lo que más me preocupa es ser la rana hervida”, mencionó. “Por eso hicimos esto. El peor de los casos es que no funcione. No me preocupa eso. Lo solucionaremos”.  

Fraser de Kate Spade también está tratando de aceptar un futuro en el que empleados clave quizá vivan a miles de kilómetros de distancia.

“Ni siquiera me importa tanto dónde vivas, siempre y cuando tengas la flexibilidad de venir a Nueva York si es necesario”, explicó. “Puedes vivir donde sea”.

Fraser, que ha trabajado sin cesar desde hace años y es madre de una hija de 18 años, admitió que desearía haber tenido más oportunidades para trabajar a distancia en su carrera.

“Habría cambiado mucho las cosas haber tenido un poco más flexibilidad para conectarme a reuniones desde casa en las tardes”, afirmó. “Sin duda viajé mucho y trabajé muy arduamente, y quería hacerlo. No me arrepiento. Pero para mí no existía el tiempo de calidad, solo era tiempo”.

Aunque no se sabe si el futuro del trabajo será completamente a distancia, de vuelta en la oficina, o en un punto medio, lo que sí está claro es que, para muchos, es poco probable que el trabajo de oficina sea como solía ser. Es posible que los empleados vayan a la oficina solo unos días a la semana, si acaso. Tal vez el gerente viva en otro estado. Podrían pasar meses o incluso años antes de que los colegas que se comunican a diario se conozcan en persona. Y a decir de muchos directores ejecutivos, eso está bien.
 
“Hay muchos ejecutivos que se aferran a los vestigios del pasado y suponen que eso era normal”, concluyó Owen de MillerKnoll. “El mundo está evolucionando. Cambiamos como sociedad, y cambiamos lo que creemos que podemos hacer”.
        
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