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Resumen:

La Dirección de Investigaciones Económicas, Sectoriales y de Mercado de actualizó sus proyecciones económicas para Colombia, a través de su Guía Bancolombia 2026.

La Dirección de Investigaciones Económicas, Sectoriales y de Mercado de Bancolombia actualizó sus proyecciones económicas para Colombia, a través de su Guía Bancolombia 2026. Estos son los mensajes claves:


Crecimiento económico


Estimamos que el crecimiento del PIB se ubique en 3,0% para 2026, lo que implica una aceleración frente al 2,6% que anticipamos para 2025. El impulso provendría, principalmente, del fortalecimiento del consumo, lo que permitiría que los macrosectores de comercio, transporte, alojamiento y comidas (CTAC), así como el agropecuario y el entretenimiento, continúen posicionados como los principales motores de crecimiento.

 

A pesar de un contexto de tasas de interés altas, el consumo privado continuará siendo el principal motor de la demanda interna, favorecido por la fortaleza de los ingresos por remesas del exterior y un mercado laboral resiliente. La inversión fija, aunque aún por debajo de su promedio histórico, mostrará señales de recuperación, especialmente en el sector de la construcción. Además, el sector público se mantendrá como un aportante al crecimiento del PIB, gracias al espacio de gasto adicional que permitió la activación de la ‘cláusula de escape’ de la regla fiscal.

 

Desde el punto de vista externo, el fortalecimiento de la demanda interna se traducirá en un mayor déficit comercial, dado que las importaciones crecerán a un ritmo superior al de las exportaciones. Las exportaciones tradicionales, como petróleo y carbón, seguirán afectadas por precios internacionales bajos y menor producción local, mientras que las exportaciones no tradicionales y de servicios mostrarán un mejor desempeño.


Inflación y tasas de interés


La inflación anual cerraría 2026 en 4,1%, por encima del rango de tolerancia del Emisor por sexto año consecutivo. Este comportamiento se explicaría por las presiones persistentes en los precios de los servicios y alimentos, así como por el efecto de la indexación que podría derivarse de un aumento sustancial del salario mínimo para 2026. Por su parte, la inflación básica sin alimentos ni regulados pasaría de 4,6% a 3,9% entre 2025 y 2026, lo que reflejaría una desinflación lenta y con riesgos latentes al alza.


En este contexto, la política monetaria mantendría un enfoque prudente. Se anticipa que la tasa de interés de política cierre el año en 9,25% y que el próximo año solo sea recortada en cuatro ocasiones, lo que la llevaría al 8,25% al término de 2026. Lo anterior mantendría la postura en terreno contractivo y buscaría anclar las expectativas de inflación para evitar efectos de segunda ronda, en un entorno donde la inflación aún no alcanzaría la meta y en el que todavía persisten riesgos externos e internos.


Sector externo y tasa de cambio


El déficit de cuenta corriente aumentará en 2026, aunque se mantendrá por debajo de los promedios históricos. Este resultado estará determinado por el deterioro de la balanza comercial, parcialmente compensado por el ingreso de remesas y una salida moderada de rentas factoriales. La inversión extranjera directa se orientará hacia sectores distintos al minero-energético, principalmente hacia servicios, en un entorno de estabilización macroeconómica.


El tipo de cambio USDCOP seguiría una trayectoria de apreciación moderada, con un promedio proyectado de $4.103 en 2026. Esta tendencia estará influenciada por la debilidad global del dólar y el apetito de inversionistas extranjeros por activos locales, en un contexto de elecciones legislativas y presidenciales. Sin embargo, los riesgos fiscales seguirán siendo determinantes para la evolución futura de los activos locales.  

Perspectivas fiscales


El deterioro de las finanzas públicas será uno de los principales desafíos en 2026. Se prevé un déficit fiscal del Gobierno Nacional Central de 6,5% del PIB y una deuda pública de 64,8% del PIB. Este desbalance respondería a un recaudo tributario que crecería por debajo del gasto programado, junto con rezagos y rigideces presupuestales. La activación de la cláusula de escape de la Regla Fiscal permitirá un desvío temporal de las metas entre 2025 y 2027. Sin embargo, la sostenibilidad fiscal dependerá de esfuerzos en múltiples frentes, tanto desde el recaudo tributario, pero especialmente desde la racionalización del gasto.

 

Fecha de publicación: 17 de septiembre de 2025

 

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