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Generacion Consciente-2025

Ética e integridad: motores del liderazgo, innovación y el desempeño empresarial
“La ética no se impone desde arriba: se construye desde abajo con compromiso compartido”.

 

Robert Rasmussen

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Robert Rasmussen: ¿cómo la ética impulsa la innovación empresarial?

Robert Rasmussen es consultor y creador de LEGO Serious Play. En este video, el experto comparte cómo a través de la metodología se convierte lo intangible —ética, sostenibilidad o cultura— en diálogos concretos. La clave: involucrar a todos desde abajo hacia arriba para construir compromiso real y estrategias éticas que perduren más allá del discurso corporativo.

 

5 momentos clave

  • [00:02] Por qué fracasan las estrategias: falta de adopción real.
  • [00:29] Estándares éticos requieren implementación bottom-up.
  • [01:05] LEGO como puente de lo intangible a lo concreto.
  • [02:00] Involucrar a todos transforma conocimiento en acción.
  • [02:53] Ética como compromiso compartido, no imposición.
 

 

3 lecciones de Robert Rasmussen sobre ética e integridad empresarial

1. Ética tangible: del discurso a la práctica

Para Rasmussen muchas estrategias fallan, no por su calidad técnica, sino por la falta de apropiación en los niveles operativos. La ética empresarial, vista tradicionalmente como intangible, debe traducirse a experiencias concretas para que las personas entiendan su significado y lo apliquen en el día a día.

La metodología LEGO Serious Play, facilita que conceptos como sostenibilidad o responsabilidad social se materialicen en modelos físicos. Esto genera un lenguaje compartido que convierte la abstracción en acción. Por eso, los líderes no deben limitarse a fijar estándares éticos desde arriba, sino crear mecanismos participativos que los hagan vivos y verificables.

La ética se fortalece cuando cada miembro de la organización puede expresar cómo entiende y aplica los valores corporativos en su rol cotidiano. Así, se logra que los códigos de conducta no sean manuales olvidados, sino narrativas encarnadas en prácticas, conversaciones y decisiones. Para el C-Level, el reto es invertir en metodologías que traduzcan la ética en experiencias tangibles y permitan alinear el propósito con la acción organizacional real.

2. La ética como construcción colectiva y bottom-up

Los códigos y estándares éticos se definen en la alta dirección, pero solo adquieren poder transformador cuando se construyen y validan desde la base. Las personas se comprometen cuando sienten que hicieron parte del diseño de los valores que guían su trabajo. La metodología participativa permite que cada colaborador aporte su visión, transformando la ética en una experiencia compartida.

Dicho enfoque fomenta confianza y aumenta la probabilidad de que las estrategias organizacionales sean ejecutadas de manera coherente. Los líderes deben entender que la ética no se impone, se co-crea. El rol del líder está en abrir espacios donde los equipos expresen sus dilemas y percepciones, integrando esas voces en la narrativa corporativa.

Esa apertura convierte la ética en un proceso dinámico que se adapta a los cambios de contexto y refuerza la legitimidad del liderazgo. Para el C-Level, la tarea es diseñar canales permanentes de participación que aseguren la apropiación colectiva de la ética y generen mayor resiliencia cultural.

3. Ética como motor de engagement y pertenencia

Más allá del cumplimiento normativo, la ética bien gestionada se convierte en fuente de motivación y compromiso. Todos los individuos desean contribuir con ideas valiosas y formar parte de algo con sentido. Cuando se sienten incluidos en las decisiones éticas, los colaboradores dejan de trabajar solo por salario y se movilizan por un propósito mayor.

Por eso, la ética se convierte en una palanca de engagement, creatividad y lealtad organizacional. Esta visión redefine el retorno de inversión en ética: no se limita a reducir riesgos reputacionales, sino que aumenta productividad, innovación y sentido de pertenencia.

La clave es ver la ética no como límite, sino como energía que inspira comportamientos alineados con la misión. Esa energía, traducida en confianza, fortalece la reputación ante clientes, inversionistas y comunidades. El llamado para el C-Level es usar la ética como un activo estratégico que genera motivación, cohesión y legitimidad organizacional sostenida.

[Visiones cruzadas] Ética y liderazgo responsable en el desarrollo empresarial

Juan Eduardo Interiano, CEO del Grupo Cassa (Compañía Azucarera Salvadoreña), conversó con Francisco Bermúdez Atalaya, vicepresidente ejecutivo de Capgemini, una corporación multinacional de consultoría, reconocida por Ethisphere (organización global líder en definir y promover estándares de prácticas comerciales éticas) como una de las compañías más éticas del mundo.

En esta charla, ambos líderes coinciden en que implementar códigos sólidos implica medir, escuchar, liderar con el ejemplo y tomar decisiones firmes, incluso si eso significa renunciar a negocios lucrativos en favor de la sostenibilidad. No te pierdas esta conversación entre Juan y Francisco.

Memorias de bolsillo: claves para liderar con ética e integridad 

La ética y la integridad son vitales para fortalecer la cultura, la gobernanza y el liderazgo responsable. ¿Cómo implantarla en el ADN de la organización? ¿Qué hacer para que todos los stakeholders la sientan de forma genuina?

Descubre las respuestas en estas lecciones que compartieron Robert Rasmussen y Francisco Bermúdez con Capital Inteligente. Descarga el PDF, guárdalo en tu celular y compártelo con otros líderes.

Foto de un grupo de cuatro compañeros reunidos en una mesa conversando.

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Claves para tu bienestar 

Así como la ética fortalece la credibilidad de una organización, también puede orientar el autocuidado personal. Estas acciones permiten que los líderes vivan con coherencia, integridad y bienestar sostenido en su día a día.

1. Ética personal tangible: así como se materializan valores con LEGO Serious Play, traduce tus principios en rutinas visibles: bloquea tiempo diario para descanso, ejercicio o reflexión y conviértelo en compromiso innegociable frente a ti mismo.

 

2. Cocrea tu bienestar: si la ética se fortalece bottom-up, el bienestar también: involucra a tu equipo y familia en decisiones de autocuidado. Diseñen juntos acuerdos de horarios, desconexión digital y prioridades personales compartidas.

3. Bienestar como motor de engagement: al igual que la ética inspira motivación colectiva, tu autocuidado contagia. Practicar coherencia entre discurso y hábitos saludables genera confianza y motiva a los demás a cuidar su equilibrio en el entorno laboral.

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