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Asorut y
la resurrección de las tierras del Valle del Cauca

Los suelos inundados y poco aptos para la agricultura en los municipios de Roldanillo, Unión y Toro cuentan una nueva historia. Gracias a la fundación de Asorut, que ha trabajado desde 1989 por devolver la vida a los campos, hoy la región ostenta el 12 % de la producción frutícola a nivel nacional.


Antes de 1958, Roldanillo, Unión y Toro, en el Valle del Cauca, eran tierras infértiles. Las inundaciones derivadas de las salidas del río Cauca y las constantes avalanchas de las cuencas hidrográficas de los tres municipios hacían imposible la agricultura en la región. Durante años, su gente no se dedicó a la siembra; vivía, en cambio, de lo poco que le dejaba el río o de aquello que cazaba.

Esa realidad empezó a cambiar en 1965, cuando se terminó la construcción por parte del Estado del Distrito de Riego y Adecuación de Tierras RUT, actualmente uno de los más importantes y completos del país. Pero, ha logrado ese estatus gracias a la creación, en 1989, de Asorut, la Asociación de Propietarios de Tierras y Usuarios que se creó para administrar la infraestructura y el buen uso de sus servicios, que son tres: generar suministro de agua para el riego, drenar las tierras y hacer control de inundaciones; todo con el fin de que las tierras de Roldanillo, la Unión y Toro volvieran a la vida y se mantuvieran desde entonces aptas para la agricultura.

Asorut inició con cerca de 600 agremiados; sin embargo, en poco tiempo llegó a tener los 1.200 actuales, que son, en más de un 90 %, pequeños y medianos agricultores que están dedicados al cultivo de más de 30 productos como caña, maíz, guayaba, papaya y otros frutales tipo exportación. “Hoy somos una de las más grandes despensas del occidente colombiano, con el 12 % de la producción frutícola a nivel nacional”, dice con orgullo Leonardo Castillo Sánchez, quien desde cinco años es gerente general de la asociación.

Para llegar a ello, Asorut tuvo que recuperar más 11.500 hectáreas de suelos. Lo hizo de la mano de expertos ingenieros que, con retroexcavadoras y maquinaria pesada, lograron abrir más de 1.000 kilómetros de riego y drenaje. Una obra monumental que, por supuesto, también requirió inyección de capital, la cual se obtuvo gracias a un préstamo de Bancolombia.

“La relación con el banco empezó desde hace muchos años, cuando se organizó la Asociación. Siempre nos ha prestado dinero cuando lo hemos necesitado. Justamente ahora tenemos un proyecto con la ONU y la Agencia de Desarrollo Rural para la fabricación de silos de secado de maíz y fue Bancolombia la entidad que, entusiasmada con el impacto que podría generarse en la región desde el agro, prestó el dinero para su financiación”, dice Leonardo.

Este proyecto permitirá que sean secadas y almacenadas más de 10.000 toneladas de maíz por semestre, con lo cual serán beneficiados entre 300 y 400 pequeños productores de la zona. “Estamos hablando de la iniciativa más ambiciosa de agroindustria del suroccidente colombiano en muchos años y se espera que el crecimiento sea exponencial y un ejemplo para muchas otras regiones del país”, afirma el gerente. 

Son muchas más las personas que se benefician con el Distrito. Además de los 1.200 asociados que saben que cuentan con los servicios necesarios para mantener sus tierras cultivables durante los 365 días del año, Asorut genera 10.000 empleos directos y 40.000 indirectos. Sin contar con los miles de personas que transitan a través de más de 450 kilómetros de vías que comunican 23 veredas que tienen injerencia directa o indirecta con el RUT.

Pero, el aporte invaluable al Valle del Cauca ha sido el renacimiento de esas 11.500 hectáreas de suelos fecundos, que representa un fortalecimiento económico del 60 % en la región. "Somos fruto y resultado del trabajo en equipo, de hacer las cosas desde el corazón, de ingeniería e ideas hechas realidad", dice, con absoluta certeza, Leonardo.

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