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Cítricos La Piragua

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Cítricos La Piragua:
el fruto de un hombre labrador de tierras y comunidades

La comercializadora de frutas y verduras de Manizales ha sabido trabajar en dirección de un futuro próspero para sus empleados y el de sus familias. Educación, empoderamiento, trabajos bien pagos y reconocimiento son los pilares de la compañía.


Mateo Gaviria fundó en el año 2021 Cítricos La Piragua, un proyecto que forma parte de la empresa familiar, Gutiérrez e Hijos, en sociedad con otras compañías. Ubicada a 40 minutos de Manizales, en la vereda Alejandría del municipio de Anserma, la comercializadora de frutas y maíz se concibió con la firme convicción de que en el campo es posible generar riqueza para quien lo trabaja.

Con solo dos años y con el objetivo de fomentar la productividad y hacer pagos justos a los trabajadores, Cítricos La Piragua genera 40 empleos directos y formales, con salarios 35 % más altos que el salario mínimo. Esta dinámica les ha abierto mercado con los principales mayoristas y cadenas de supermercados del país, les ha permitido exportar a Estados Unidos y lograr una producción de mil toneladas al año de cítricos y mil cien toneladas de maíz. Un crecimiento solo posible gracias a las buenas prácticas laborales, al compromiso con que trabajan sus empleados y al apoyo de Bancolombia, que siempre ha brindado financiación y asesoría para la compra de hectáreas de tierra y para la maquinaria. 

Mateo es un joven enérgico y apasionado por la vida. De niño fue un buen estudiante; sobresalía por su dedicación. Quiso estudiar algo que tuviera que ver con matemáticas, pero que también le abriera las puertas para emprender. Ese fue su gran sueño. Eligió Ingeniería Industrial y, más adelante, dio vida a Cítricos La Piragua, una empresa con un objetivo claro: transformar vidas a través del desarrollo del campo.

Siempre supo que la clave estaba en la educación, porque solo allí puede existir progreso.

Por tanto, dice con satisfacción, en Cítricos La Piragua apoyan a sus empleados con este aspecto. “Nosotros les ayudamos a pagar sus estudios, pero siempre dejamos que ellos costeen algo, lo que puedan, porque es importante que sientan el compromiso consigo mismos de completarlos”.

Esta iniciativa ha  sido tan exitosa e inspiradora que incluso un par de trabajadores mayores de 50 años se han animado a terminar el bachillerato porque han visto los beneficios que trae a su vida. 

Otros programas sociales dentro de la compañía son la educación financiera y asesorías que hacen desde recursos humanos a todos los empleados para adquirir vivienda propia y medios de transporte a través de créditos bancarios con Bancolombia;  las alianzas con nutricionistas para que sus mercados sean cada vez más saludables y las capacitaciones con técnicos agrónomos que les enseñan a tener en sus casas huertas eficientes. 

Cada año, los trabajadores de Cítricos La Piragua son certificados en competencias laborales, ya sea como operarios o productores del campo,  reconociendo la importancia invaluable de su oficio. “Es un evento al que vienen los esposos, los hijos, porque queremos que se sientan incluidos, importantes y conectados con la comunidad”, comenta Mateo. 

Salarios justos, empoderamiento, apoyo en el crecimiento personal de sus 40 empleados, fortalecimiento y tecnificación del agro colombiano, son algunos de los mayores aportes de Cítricos La Piragua. Sin embargo, aún falta mucho por hacer, dice Mateo, quien sueña con construir un jardín infantil para que los empleados puedan llevar a sus hijos sintiéndose tranquilos de que los tienen cerca. 

También una cancha de fútbol, un salón de estudios con computadores y una biblioteca, para que todos en la comunidad tengan un espacio de educación y entretenimiento que sientan propio . Cada una de estas metas demuestra el interés de Mateo por aportar desde su empresa a la región y a sus trabajadores desde el corazón.

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