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Comercializadora avícola, un ejemplo de resiliencia en Quindío

Andrés Acevedo es un hombre capaz de ver nuevas opciones en medio de las dificultades. No fue una sino varias veces las que cambió el desenlace de una crisis por una oportunidad de negocio. Hoy, tres años después de aventurarse con sus socios a crear empresa, demostró que con lealtad y constancia todo es posible.


Andrés Acevedo trabajaba dentro del área operativa de una comercializadora de pollos en Armenia. Había hecho muy bien su trabajo por varios años, pero poco o nada sabía del área administrativa. Lo que sí tenía, y de sobra, era olfato comercial y temple. Por eso, cuando en el año 2020, su jefe le dijo que cerraría la empresa, Andrés no temió al aceptar la ayuda que él le ofrecía: usar las instalaciones de la bodega y comprarle a crédito (con plazo a seis meses) algunos equipos para iniciar una nueva compañía, junto a tres socios (Camilo Andrés Molina, Juan Carlos López y James Acevedo).

Así pues, el 29 de febrero de 2020 empezó a funcionar la naciente Comercializadora Avícola, sin que Andrés y sus socios pudieran imaginar que solo 20 días más tarde llegaría una pandemia a cambiar todos los planes. Por fortuna, el inventario que tenían para ese entonces se agotó en segundos debido al pánico generalizado. Sin embargo, no fue suficiente y hubo que acudir a otro tipo de actividades para mantenerse a flote mientras pasaba la crisis. Por ejemplo, aprovecharon las instalaciones para descargar y guardar el producto de otras fábricas. Esto les permitió dar empleo a 15 o 20 personas por día, en medio de uno de los momentos más duros para la economía mundial.

Tres meses después, cuando la pandemia cedió un poco, aparecieron buenas oportunidades de negocio. Así que Andrés y sus socios se acercaron a Bancolombia y siguieron, paso a paso, los consejos del asesor para construir historial bancario. En el año 2021, tras visitarlo y conocer cómo funcionaba la empresa, el banco les otorgó un crédito y una tarjeta que usaron para adquirir más inventario.

Ese mismo año, su exjefe les pidió las instalaciones. Así que, en lugar de desmoronarse, se acercaron otra vez a Bancolombia y obtuvieron nuevos créditos con los que le dieron un gran giro a la compañía: construyeron una bodega propia, compraron maquinaria, tres motos y una camioneta para transportar los pedidos que, en ese momento, ya llegaban desde Ibagué, Neiva, Cali y Medellín.

En 2022, gracias también a la financiación de Bancolombia, iniciaron la construcción de una planta de sacrificio, que empezó su funcionamiento el 13 de junio de 2023, convirtiendo a Comercializadora Avícola no solo en la comercializadora más grande del Quindío, sino también en productora y en una de las 100 empresas que más facturan en el departamento.

El viaje hasta aquí no ha sido siempre sobre camino asfaltado. Ha habido días buenos y otros muy malos, pero es en las crisis donde se forman los grandes líderes. “Cometimos muchos errores administrativos al principio por falta de conocimiento, pero siempre hemos cumplido con los pedidos y hemos mantenido nuestros compromisos con cada uno de nuestros aliados, por eso nos respetan y aprecian en el gremio y en la región”, dice Andrés.

También lo hacen los 14 empleados directos y los 10 indirectos que se levantan todos los días en la ciudad de Armenia con la tranquilidad que otorga la estabilidad laboral, el trabajar con altos estándares ambientales y la posibilidad de ofrecer a sus familias buena calidad de vida. Este es, sin duda, el resultado de crear una empresa desde el corazón.

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