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Novacampo
y el sueño de que los jóvenes regresen al campo

Crear empresarios del campo, cumplir con altos estándares de calidad, lograr hambre cero en los barrios populares de Tunja, proteger el medio ambiente y convertirse en la mayor exportadora de frutas exóticas son algunas de las metas que se ha propuesto Jorge Riaño.


Jorge Riaño vive desde hace 45 años en Alemania. Allí descubrió la fascinación que sentían los europeos al probar el sabor exquisito de nuestras frutas nacionales: gulupa, feijoa, maracuyá, uchuva, curuba, entre otras. En 2003 tomó la decisión de fundar Novacampo con la idea de crear una exportadora de frutas exóticas a los mercados de Europa, Estados Unidos y Medio Oriente. Sin embargo, solo hasta hace tres años, se puso realmente al frente de la compañía.

Desde su llegada como gerente de la empresa, ha duplicado las ventas demostrando que es un negocio rentable, pero sobre todo ha cumplido el sueño que lo motivó desde el principio: hacer que los jóvenes regresen al campo con trabajos rentables y alta calidad de vida, como la que salieron a buscar en las ciudades.  A veces, sin éxito.

¿Cómo lo ha logrado? Con estrategia, metodología y cometiendo errores. Primero, abrió la empresa en Mosquera, Cundinamarca, que resultó ser poco práctico a la hora de conectar con los proveedores que se encuentran en un 90% en Boyacá. En 2017 trasteó Novacampo a Tunja y de los 100 empleados que tenía sólo tres asumieron el reto de cambiar de ciudad.

Es cierto, la empresa tuvo que empezar de cero, pero el resultado ha sido fructífero. Consiguió gente nueva y demarcó metas claras hacia las cuales dirigir los esfuerzos: “yo quiero convertir Novacampo en una exportadora con calidad europea. Es decir, hay que cambiar la mentalidad de los productores colombianos para que sean verdaderos empresarios del campo, entiendan la necesidad de invertir en tecnificación y capacitación, y de cumplir con altos estándares, porque verán los resultados”, asegura Jorge.

Va por buen camino. Amplió la zona de productividad a 40 municipios de Boyacá que hoy cuentan con desarrollo agrícola; eliminó casi por completo los pagos a intermediarios para que sean los productores quienes generen ingresos justos; asoció a 120 productores de Boyacá, Cundinamarca y algunas zonas del Caribe, a quienes les asegura la compra del 100% de la producción a un precio estipulado por las dos partes, además les entrega plántulas, asistencia técnica agrónoma cada 15 días y certificaciones de exportación; da empleo directo (entre áreas administrativas y la planta) a 245 personas de barrios populares de Tunja, de las cuales 200 son mujeres cabeza de familia, que tienen la fortuna de tener un buen trabajo y de estar muy cerca de sus niños. Y a cinco de los practicantes del Sena que han demostrado un interés en la compañía, les ha financiado los estudios para que puedan graduarse como profesionales y luego ayudar a crecer el negocio con sus conocimientos.

“En Novacampo, tomamos 15 de los 17 objetivos de sostenibilidad de la ONU y los integramos en la empresa. Por ejemplo, queremos lograr hambre cero en la región a través de buenas oportunidades laborales, somos certificados en Rainforest Alliance lo que nos obliga a que todo lo que hagamos nosotros o nuestros asociados proteja el medio ambiente, y construimos una planta fotovoltaica con la generamos nuestra propia energía”, asegura.

Precisamente fue esa planta uno de los proyectos más grandes que ha logrado gracias a   Bancolombia, que prestó el dinero de forma rápida y efectiva. “El profesionalismo de sus asesores siempre ha sido destacable”, comenta. Han ido hasta la empresa para presentar de manera personalizada a los empleados las herramientas financieras que tienen a disposición; les han enseñado a abrir cuentas bancarias, a solicitar créditos, a utilizar el portal y las aplicaciones digitales.

También han dado la oportunidad a los productores asociados de acceder a la línea de créditos de encadenamiento productivo. “Bancolombia ha sido de una ayuda inmensa para Novacampo y para la región, porque gracias a nuestro crecimiento, invertimos 30 mil millones de pesos en progreso para Boyacá”.

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