¿Se puede tener un crédito sin vida crediticia previa?
Febrero 25, 2021Si necesitas un préstamo y no tienes vida crediticia lee este artículo para enterarte cómo puedes solucionar tu situación con Bancolombia.
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Armar un presupuesto es una parte fundamental de tener una buena salud financiera. ¡Saca lápiz y papel! Conoce aquí cómo puedes armar un presupuesto adecuadamente y por qué es importante construirlo.
Hacer un presupuesto no significa entrar en una batalla de números y operaciones matemáticas. Se trata de identificar y poner en la balanza nuestros ingresos y gastos para encontrar el balance ideal y hacer espacio para el ahorro. Afortunadamente, hoy existe una gran variedad de herramientas que te pueden ayudar a hacerlo.
Un presupuesto es una hoja de ruta que te ayudará a organizar tus finanzas y te indicará qué debes evitar, cómo, cuándo y cuánto gastar. Es un mecanismo perfecto que te lleva a tener el control de tus finanzas constantemente; y te permite identificar cuáles son tus ingresos, cuáles son tus gastos y cuánto te sobra para ahorrar e invertir.
El resultado te ubica en un mapa de tu situación financiera, que te será de gran utilidad para elaborar un plan de acción que te lleve a tomar decisiones frente al ahorro, el endeudamiento responsable y la priorización de tus gastos.
Empieza por hacerlo a conciencia. Aquí no hay respuestas erróneas o acertadas, pues las finanzas de todos son diferentes y por lo mismo reciben el nombre de finanzas personales. Eso sí, ten en cuenta tus necesidades, estilo de vida, propósitos y proyectos.
El punto de partida para hacer un presupuesto son tus ingresos y gastos (qué tienes, qué debes, qué te hace falta y qué has conseguido). Ten en cuenta tanto tus gastos diarios (aquí incluyes lo que destinas a ocio) como tus responsabilidades mensuales (tales como arriendo, servicios públicos, mercado, pago de créditos, etc).
Tu estabilidad financiera es muy importante porque asegura el bienestar que mereces en el presente y la realización de sueños y metas en el futuro.
Decide dónde quieres hacer tu presupuesto. Puedes utilizar una aplicación, un cuaderno o una hoja de cálculo. Luego, define el tiempo para el que estás presupuestando; puede ser una quincena, o un mes. Finalmente, detalla:
•Tus ingresos fijos. Es el dinero que recibes con regularidad por salario, alguna renta, pensión, prima o cesantías. Estos ingresos no varían significativamente en el corto plazo y tienen una fecha determinada.
•Tus ingresos variables. Estos ingresos no los percibimos habitualmente porque son referentes a horas extras, comisiones, premios, utilidades por inversiones, trabajos independientes o herencias. Determinar el monto y la fecha en la que se recibe este dinero es difícil, por lo tanto analiza la cantidad de dinero que puedes considerar dentro del presupuesto.
•Tus gastos fijos. Son pagos permanentes con los que siempre hay que cumplir y tienen una fecha fija dentro del mes en curso, como: arriendo, cuota del crédito hipotecario, mensualidad de colegios o cuota para educación, impuestos, servicios públicos, alimentación, útiles de aseo, transporte, servicios de salud, seguros, pago de créditos u obligaciones, entre otros.
•Tus gastos variables. Imprevistos, emergencia de salud, viajes, entretenimiento y diversión, compra de regalos en una fecha especial, antojos, entre otros.
•Tu ahorro. Es una reserva que se guarda o se cuida en el presente para gastarla o invertirla en el futuro y proviene de los ingresos que no fueron destinados para consumo regular. Este hábito debe ser una práctica frecuente que te impulse a crecer y a lograr todos tus objetivos a mediano y largo plazo.
Ten en cuenta estos consejos y empieza a trabajar para crear el presupuesto que necesitas para tus finanzas personales.
1. Define un para qué. Un presupuesto te ayudará a definir planes para alcanzar metas específicas y concretas de corto y largo plazo.
2. Que se ajuste a la realidad. No hagas un presupuesto imposible de cumplir. Reconoce tus gastos y mira dónde puedes ajustarlos.
3. Apégate al plan trazado. Esta es la que no permitirá que te desvíes del camino. Ponte topes de gastos y cúmplelos, pero si no está funcionando no desfallezcas, adáptalo a tu circunstancia e inténtalo de nuevo.
4. No sobreestimes tus ingresos. Haz los cálculos con los ingresos reales, no con los posibles.
5. Prioriza los gastos. Antes de gastar, guarda el dinero que decidiste ahorrar. No se trata de limitarte, sino saber administrar bien los ingresos. En este punto puedes poner en práctica el método Kakebo.
6. No olvides los gastos inesperados. En algún momento puedes afrontar una eventualidad, para esto es importante que cuentes con un fondo de emergencias.
7. Ten presente los gastos ocasionales. Aquellos que se presentan una vez al año, pero que son importantes, como los impuestos de renta o el pago del impuesto vehicular: sabes que están ahí y debes tenerlos en cuenta. Identifícalos en tu presupuesto mensual. Puedes, incluso, destinar parte del ahorro a este rubro, para pagarlo fácil, rápido e, incluso, sin tener que recurrir al financiamiento.
8. Lleva un registro de lo que gastas cada día. La mejor manera para conocer tus patrones de consumo y poder mejorarlos, es llevar las cuentas de tus pagos y gastos de dinero.
9. No mezcles tus cuentas. Cuando manejas varias cuentas, por ejemplo, la personal y la de tu negocio, no las mezcles, pues corres el riesgo de confundir fácilmente de dónde viene el dinero y terminar quitándole a uno para ponerle al otro.
10. Habla con los miembros de tu familia. Incluye a todos los miembros de tu familia, conoce sus deseos y necesidades, para que así, al sentirse incluidos, ayuden a la construcción y ejecución del presupuesto.
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