Dirigir una empresa puede parecer un reto abrumador para muchos. Sin embargo, Ray Sheen, exingeniero administrativo en General Electric y su esposa, les propusieron a sus dos hijas que cuando terminaran la preparatoria les pagarían la universidad a cambio de tener su propio negocio por al menos un año. Entérate cómo termina la historia de Heather y Raquelle.
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Cuando nuestras dos hijas terminaron la preparatoria, mi esposa y yo las hicimos tomar un trato: les pagaríamos la universidad, pero ellas primero tendrían que dirigir cada una su propio negocio durante al menos un año. En nuestra opinión, este era un paso importante en su travesía educativa.
Dirigir una empresa podría parecer atemorizante para alguien de 18 años, pero mi esposa y yo nos sentíamos preparados para guiarlas en el proceso. Las habíamos estado educando en casa durante 15 años y no nos intimidaba el desafío de acompañarlas en otra experiencia de aprendizaje. Yo había sido ingeniero administrativo en General Electric, así que mis áreas de conocimiento podrían ser útiles. Además, no estábamos esperando que fundaran el nuevo Facebook. En nuestra opinión, ellas necesitaban aprender lo que implica planear su trabajo, manejar su tiempo, interactuar con clientes y proveedores, manejar las finanzas y demás. Quizá lo más importante, pensamos que las ayudaría a responder la eterna pregunta — "¿Qué quiero hacer con mi vida?"— antes de que tuvieran que elegir universidad y carrera.
Aprender cómo funciona un negocio es algo que todos deberían hacer. Es muy fácil construir (o caer dentro de) una carrera al interior de una organización, función o equipo en particular, sin saber realmente cómo funciona el resto de la organización. Ser un emprendedor, o tener que mantener trabajando una empresa en forma sostenida durante un periodo de tiempo, es una experiencia edificante.
No necesariamente tiene que empezar su propio negocio –también podría probar en un empleo diferente con un trabajo alterno o como voluntario en otra parte de su organización. También podría unirse a un equipo inter-funcional donde colabore con personas del área de manufacturas o de compras. Podría buscar oportunidades de servicio comunitario, o podría pensar en iniciar un negocio alterno. Tome una de sus pasiones y vea si puede monetizarla.
Eso es lo que hicieron nuestras hijas. Como emprendedoras inteligentes, empezaron negocios en los que ellas estaban interesadas. Mi hija mayor, Heather, dirigió un negocio de libros de recortes. Ella también llevó otra pequeña empresa digitalizando fotos viejas y editando las copias digitales, para que se vieran mejor. Mi hija más joven, Raquelle, se unió a Heather en el negocio de libros de recortes y también dio lecciones de piano.
Ninguna de ellas ganó mucho dinero en esas empresas, pero ese no era realmente el punto. A través de estas experiencias, aprendieron acerca de hablar en público, interacción con los clientes, ventas, manejo de inventario, administración financiera y marketing. Lo más valioso que obtuvieron, me dicen ahora, fue la oportunidad de probar cada aspecto de dirigir un negocio y ver qué disfrutaban.
Actualmente mis hijas están en sus treintas. Ambas obtuvieron la licenciatura y siguen dirigiendo sus propias empresas. Yo alentaría a cualquier persona, sin importar su edad, a probar el dirigir una. Cuando menos, salga de su esfera de conocimiento y porte un sombrero diferente. No tiene que renunciar a su trabajo, pero puede aumentarlo. Use sus pasiones para guiarlo y crear un portafolio de empresas y experiencias.
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