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¿Qué pasa con el maíz en Colombia?

Las condiciones geográficas de Colombia lo hacen un terreno fértil para la siembra de maíz. El sector, además, puede aprovechar las ventajas de la tecnificación para mejorar la productividad de este cultivo y satisfacer un mercado que aún depende en gran medida de las importaciones.

Colombia: terreno privilegiado para la siembra de maíz
  • El maíz se siembra a lo largo y ancho del territorio colombiano gracias a sus diferentes variedades. Durante el primer semestre de 2023 se cosecharon 224.000 hectáreas tanto de maíz amarillo como de maíz blanco. Las principales regiones productoras fueron: Bolívar con 29.000 ha, Córdoba con 26.000 ha y Antioquia con 24.000 ha.

    Las condiciones geográficas de estas regiones, junto a los procesos de mecanización y riego, permiten alcanzar dos cosechas al año. Esto ha incrementado la competitividad de Colombia frente a países como Estados Unidos, que por circunstancias naturales solo puede contar con una cosecha al año. Sin embargo, cabe resaltar que Estados Unidos tiene un mayor rendimiento por hectárea, lo cual Colombia compensa sembrando dos veces en el año.
     

    Comillas

    El hecho de que la temperatura media diurna sea alta y en las noches baja favorece a las gramíneas, que pueden acumular mayor materia seca (alimento que no es agua). Esta es una condición que tenemos que aprovechar y buscar las áreas donde se puede lograr un máximo potencial”.

    Henry Vanegas, gerente general de Fenalce (Federación Nacional de Cultivadores de Cereales, Leguminosas y Soya)
     

    En el Valle del Cauca, la meseta de Ibagué y la zona cafetera se registran rendimientos de entre 8 a 10 toneladas por hectárea, mientras que, en la Costa, donde hay altas temperaturas en el día y en la noche, el rendimiento es menor. Por lo general, las utilidades del cultivo de maíz en Colombia son de 5.8 toneladas por ha, lo que iguala el promedio mundial.
     

    La tecnificación es vital para la producción de maíz
  • La Altillanura, entre otras, alberga los cultivos de maíz con mayor grado de tecnificación debido a su topografía plana. Este factor favorece la producción porque esta planta es mecanizable, esto quiere decir que permite el uso de maquinaria durante diferentes etapas del cultivo, lo que no ocurre en las zonas de ladera, donde la cosecha es manual.

    En ese sentido, el gerente general de Fenalce explica que las inversiones en maquinaria resultan claves para lograr una mejor explotación agrícola por parte de los cultivadores. ¿Qué procesos se pueden optimizar a través de estas herramientas?
     

    • Labranza: facilita la siembra directa.
    • Siembra: las sembradoras de precisión ayudan a plantar las semillas evitando desperdicios o acumulaciones de producto.
    • Abono: las abonadoras con tractor distribuyen el abono uniformemente.
    • Fumigación: las fumigadoras con tractor distribuyen el fertilizante de manera uniforme.
    • Riego: los equipos especializados suplen las deficiencias cuando no hay lluvia.
    • Recolección: la maquinaria especializada ayuda a minimizar pérdidas.
    • Secamiento y almacenamiento: infraestructura donde se conserva el maíz tras la cosecha.

     

    Gran parte de la calidad del grano depende de los cuidados que se tengan durante la recolección, de que esta se haga en la época adecuada y de la infraestructura tanto de secamiento como de almacenamiento temporal, pues el campo no es la mejor bodega y genera riesgos asociados a factores climáticos. La capacitación a los agricultores es clave para lograr un producto con atributos que compita con el importado”, enfatiza el experto.

    Maíz tecnificado vs. Maíz tradicional

    ¿Cuál es la diferencia entre las variedades de maíz blanco y amarillo?
  • En Colombia se producen dos tipos de maíz. 

    1. El maíz blanco se destina a consumo humano, ya sea trillado, en harina o pergamino, y a la fabricación de arepas. En total, se producen 750.000 toneladas al año y solo se importan entre 200.000 y 300.000 t, lo que significa que el país es autosuficiente.
       
    2. El maíz amarillo tiene más usos, por lo que su mercado cuenta con más opciones. Se emplea para alimentación humana bajo la forma de arepas, envueltos, tamales y buñuelos, pero también para la fabricación de alimentos balanceados. Se pueden derivar alrededor de 1.560 subproductos, sin embargo, a nivel nacional predominan la molienda seca, trilla, molinería y harinas.


    Sin embargo, la producción nacional no alcanza a satisfacer la oferta. El mercado consume 7.5 millones de toneladas y en Colombia se producen 1.5 millones de t al año, por lo tanto, el resto se importa de Estados Unidos o los países del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay). Si bien no existe una capacidad exportadora, sí se venden al exterior productos con valor agregado que dependen del maíz, como carne de pollo y huevo fértil para incubación, entre otros.

    El maíz colombiano en cifras (2022)

    En cuanto a los precios de negociación, hasta hace tres años se percibía que el maíz importado era más barato, pero ahora el precio al que sale el maíz importado puesto en fábrica es la referencia. Henry Vanegas, gerente general de Fenalce, asegura que a ese costo se tiene que competir, pues ya no hay diferencia entre el maíz importado y el nacional, incluso hoy en día se produce más barato en el país. Actualmente, el precio promedio del maíz blanco en el país es de $1.437 por kilogramo y el del maíz amarillo, $1.396 por kilogramo.

    Los retos del sector maicero
  • De acuerdo con el gremio, una de las alternativas para superar el déficit que tiene el país en producción de maíz es mejorar la infraestructura de secamiento y almacenamiento de granos para garantizar la oferta cuando no hay cosecha, pues actualmente se depende de los intermediarios que cuentan con las bodegas para acopiar, secar y almacenar. Otra alternativa es la inversión y desarrollo de maquinaria para toda la cadena, aprovechando las herramientas y paquetes tecnológicos con los que cuenta hoy la industria.

    Pero tampoco se pueden desconocer otros retos, como el que representa el fenómeno de El Niño, que se puede agudizar en noviembre y diciembre. Para prepararse, los agricultores están anticipando las siembras de septiembre con el objetivo de aprovechar algunos meses de lluvia para que el cultivo llegue a su madurez fisiológica, cuando no requiere suministro de agua, antes de la sequía.

    Para cubrirse frente a estos riesgos, el gremio es consciente de la importancia de contar con seguros contra el riesgo climático, tanto el de cobertura individual como el que está ofreciendo el Gobierno. Además, considera que las inversiones en sistemas de riego son una herramienta que busca mitigar los efectos del cambio climático.

    Cifras del maíz en Colombia

     

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    Es lo que consume en promedio un colombiano de maíz

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    Es la producción promedio de maíz en Colombia

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    De la demanda nacional de maíz se cubre con importaciones provenientes de Estados Unidos, principalmente

    Para conocer el panorama, los retos y las oportunidades del gremio, da clic en el botón

     

    Fernando Ramos – Gerente, Cultivos y Potreros

     

    Fernando Ramos
    Gerente
    Cultivos y Potreros

    Por amor al agro
  • El sueño de formar un negocio propio en el agro fue una idea que rondó a Fernando por mucho tiempo, por eso, mientras era trabajador de una multinacional de insumos agroquímicos, decidió junto a su esposa dar el salto. Esta es la historia de una empresa que nació con perseverancia, conocimiento e innovación, haciendo del maíz el protagonista.  

    Primero, comenzaron con 500 hectáreas en asociación con terceros y tan pronto el negocio alcanzó un equilibrio, Fernando renunció y se dedicó por completo a su empresa. Su profesión como ingeniero agrónomo y su vasta experiencia en el mundo agropecuario lo guiaron hacia este alimento ancestral.

    Observar, aprender y crecer
  • En un principio, observó cómo manejaban la producción de maíz otras empresas y luego, decidió aplicar correctivos propios para que su producto tuviera el mejor rendimiento. Por ejemplo, eligió invertir en maquinaria de última tecnología: sembradoras, tractores y cosechadoras.  

    Con estos cambios vio cómo se triplicó su producción pasando, en un principio, de 4 a 8 toneladas. También notó que las pérdidas de la cosecha disminuyeron de un 15 % a un 1 o 2 % y comprobó que un cultivo tecnificado le permitía cumplirle a sus clientes manteniendo su propuesta de valor.  

    Pero, a la receta ideal para incrementar la productividad le faltaban algunos ingredientes y Fernando con su dedicación, disciplina y formación encontró cuáles eran:

    1. Buena genética: sembrar con materiales que tengan respaldo y después contar con un apoyo en el campo dentro de las fechas establecidas.
    2. Excelente maquinaria: invertir en equipos de calidad, que ayudan tanto a ahorrar costos como a mejorar la productividad.
    3. Apalancamiento: aunque en un principio contar con el capital completo es difícil, se pueden acceder a créditos y otras soluciones financieras para cumplir con las proyecciones del maíz.
    4. Asistencia técnica: para comprender cómo sortear las condiciones climáticas, cuál es la cantidad de plantas por hectárea, en qué fecha recoger el maíz, analizar correctamente los suelos, manejar las plagas, entre otros aspectos más específicos.

     

    Otra lección que Fernando aprendió a través de la experiencia es tener claro desde el principio cuáles son las cuotas de producción, a quién se le va a vender el producto y cuánto cuesta producir un kilo de maíz para así evaluar cómo hacerle frente a las variables del mercado y de los insumos.  

    Las herramientas para el futuro
  • Pero, también hay otras enseñanzas que le han ayudado a alcanzar el éxito: trabajar con honestidad, contar con las herramientas adecuadas para el negocio y mantener la disciplina a diario, de hecho, para Fernando este es el mejor consejo que puede darles a los empresarios que sueñan tener un proyecto propio de maíz.  

    Lo que viene para Cultivos y Potreros es seguir incursionando en más tecnologías, métodos y herramientas que le permitan continuar mejorando su producción. El próximo objetivo de Fernando es aumentar el conocimiento sobre el negocio, pues como él dice, el amor por su trabajo lo ha ayudado a creer en la innovación, a tener siempre una mente abierta y a ser un “cazador de oportunidades”. Ahora está enfocado en que su empresa sea parte de uno de los pilares que favorecerán al gremio en el futuro al garantizar la seguridad alimentaria con base en el maíz.  

     

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