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Aleja Te Viste

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Aleja Te Viste:
un negocio en el que no existe la discapacidad

Alejandra Rojas, una emprendedora de Villavicencio, había visto cómo el mercado laboral cerraba las puertas de sus padres sordos. De ahí nació la idea de crear una empresa de confecciones que diera empleo digno y capacitación en lenguaje de señas a personas con discapacidad auditiva.


Alejandra Rojas conoció desde muy temprano la forma en la que la sociedad le cierra las puertas a las personas con discapacidades. Fue testigo de excepción, pues sus dos padres son sordos y pudo comprobar de primera mano cómo el mercado laboral los excluía o les pagaba muy por debajo de lo que merecían. Es por eso que ahora las personas con limitaciones auditivas están en el centro de su emprendimiento, Aleja Te Viste, una compañía de Villavicencio que fabrica prendas de dotación para empresas y camibusos personalizados para alumnos de colegio.

Su interés por la confección surgió sin un propósito previsto. Cuando estudiaba Economía en la Universidad de los Llanos empezó a diseñar su propia ropa. Recibió buenos comentarios de sus amigas, que empezaron a hacerle encargos. A través del voz a voz llegó la oportunidad de hacer su primer proyecto grande.

Para cumplir con el pedido acudió a su madre, que por entonces tenía un trabajo con muy malas condiciones. La propuesta era sencilla: si el negocio salía bien seguirían trabajando juntas. Terminado el proyecto el balance no podía ser más claro: en una semana la madre había ganado el equivalente a un mes de salario.

Desde entonces no ha faltado trabajo. La empresa nació formalmente casi al mismo tiempo que el hijo de Alejandra, quien tuvo que asumir el doble desafío de estrenarse como madre y emprendedora. Por fortuna, desde el inicio contó con la ayuda de Bancolombia. Gracias a los créditos y a la asesoría financiera que le otorgó el banco, pudo comprar la maquinaria y los insumos que hacían falta para poner en marcha este negocio que hoy da trabajo a cinco personas con discapacidad auditiva, y quienes encuentran en su compañía una puerta para ingresar al mercado laboral y ganar independencia económica. Como muchos de ellos llegan sin haber tenido la oportunidad de trabajar antes, reciben capacitación en el leguaje de señas que Alejandra aprendió desde su infancia. Aunque por el momento no cuentan con un punto de venta físico, sino oferta a través de redes sociales y de lo que recomiendan sus clientes, Alejandra proyecta que en el futuro puedan tener un edificio en el que las personas accedan a una oferta transversal que incluya, además de la ropa de dotación, prendas de moda, indumentaria antifluido y equipamiento deportivo, sin nunca perder de vista su propósito social.

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